Primera estrella by el_extranjero

Las lunas que sumaban
Los que miran
Las estrellas hace tiempo
Se dejaron de contar
Después vino el olvido
Y en su seno
Tu nombre aéreo y terreno
Se dejó de pronunciar

Siguiendo tus pasos
Pensando en tu obra
Y entonando la leyenda
Vuelvo a trazar tu perfil
Reconozco tu mano tras de todo
Pero sólo hallé silencio
Cuando pregunté por ti

Mostrabas con tu ciencia
La paciencia
Y cuando llegó la hora de irte
Todos sintieron pesar
Te despediste de los que te amaban
Diciendo que no lloraran
Que jurabas regresar

Y aún prometes volver
Con la primera estrella
Que eres tú al atardecer
Desde la barca viva
De tu exilio, donde el mar
Y en donde nadie te vio regresar

La historia de tu pueblo
Se ha llenado
De dolorosa ignorancia
De tal ausencia de luz
Que aquellos los bellos
Campos floridos
Como ves se han consumido
Porque siempre faltas tú

La oscuridad se ha quedado
De entonces a la fecha
Y ya es la hora
Que no fulge el nuevo sol
Y yo sólo soy otro que ha perdido
En esta noche su camino
Que le lleva a ser mejor

Dónde fuiste a volar
Sabia serpiente
De preciosas plumas de quetzal
Donde el conocimiento te ha llevado
¿Qué hay allá?
Que no te ha permitido regresar

Que acabe aquí
Este pacto con el tiempo
Para el cansado viajero
Que se ha detenido a oír
Las obras de los hombres
Y sus huesos son los únicos
Vestigios de su breve devenir

Bendice mi palabra y sea la tuya
Y flote con hermosas plumas
Que hacen de su ondulación
El vuelo más ligero
En estos tiempos
Estos tiempos de portentos
Para llevar tu canción

Y prométeme volver
Con la primera estrella
Que eres tú al amanecer
Con el conocimiento
Que un día fue y ahí donde está
Se aparece el lucero Quetzalcoatl


Fernando Delgadillo
Primera estrella de la tarde, 1996
.
"Le aseguré que no estaba sola, aún sin saber nada de ella."

Nunca me ha sido fácil escribir, no lo fue cuando empecé ni ahora que lo hago con mayor frecuencia. En ocasiones tengo ideas que no consigo madurar, semillas de relatos que no germinan.

Ante mis propias limitaciones hace un año encontré una excelente alternativa en Twitter. Por las características del servicio me ha sido posible arrojar una gran cantidad de semillas. Algunas tienen su encanto por si solas, otras se han convertido en relatos y aunque existe una gran cantidad que no encontrarán eco no dejan de ser parte de mi.

Con el paso del tiempo aproveché para difundir mis textos. Comencé a seguir a personas que encontré interesantes y de igual forma algunos comenzaron a seguirme, quiero pensar que por los mismos motivos. A pesar de lo enriquecedor y valioso que ha sido arrojar esas semillas sigo con la inquietud de escribir un texto más ambicioso. He conseguido publicar relatos cortos y una que otra reflexión. Sin embargo he tenido problemas para aproximarme a la novela.

En ese proceso de autoconocimiento descubrí que me es más fácil escribir en las noches, siendo más concreto en las madrugadas. Algo flota en el ambiente, la ausencia de luz, el aire fresco de la noche y los peculiares sonidos nocturnos que no son posibles percibir en otro momento del día.

El adquirir la costumbre de dormir poco fue casi circunstancial. Es un hábito que arrastro desde los 19 años cuando trabajé como proyeccionista en un cine. Tenía el turno de cierre y pasaba las madrugadas armando y desarmando películas. Era necesario hacer una proyección de prueba para revisar el armado y evitar cualquier eventualidad. Las primeras semanas tiene su encanto. Fue una experiencia interesante el tener a mi disposición una sala de cine para 400 personas y poder ver las películas días antes de su fecha de estreno, pero como todo, acaba por perder la novedad. El peculiar horario de trabajo y el cansancio provocaron que me quedara dormido recostado a lo largo de las butacas en más de una ocasión, despertando con los créditos al finalizar la proyección. Fue un año con esa rutina pero al renunciar no conseguí regularizar el sueño.

Con el tiempo iría recortando de manera paulatina mis horas de sueño. Solía estar despierto a las 2 de la mañana aun cuando no consiguiera escribir. Pasaba el tiempo en Internet, pendiente de las actualizaciones de las personas que sigo en Twitter, revisando sitios de noticias, escuchando música o bien con la televisión encendida solo para hacer compañía. Las consecuencias no tardarían en reflejarse.

Sin darme cuenta se fue modificando mi reloj biológico, se hizo más frecuente el estar despierto en la madrugada. En un principio repercutió en mi rendimiento en el trabajo, comencé a llegar tarde, mi iniciativa en lo laboral se fue apagando hasta ser casi nula. Poco después afectó el resto de mis actividades, ausente donde fuera que estuviera. Cada vez tenía menos horas para soñar. Compensé esta carencia soñando despierto, lo cual no me era desconocido.

Los desvelos no vinieron sin sus recompensas. Conseguí escribir una serie de textos que, aunque no me dejaban plenamente satisfecho, parecían ser bien recibidos por extraños y conocidos. Día y noche me encontraba leyendo o en constante búsqueda de fuentes que me brindaran motivos y pretextos para escribir, me fue absorbiendo por completo y por supuesto, fue entonces que llegó ella.

Por las fechas en las que la conocí a mis problemas de sueño se sumaron las altas temperaturas y los mosquitos. Despertaba durante la noche intentando deshacerme de los diminutos insectos que se empeñaban en mantenerme despierto. Encendía la luz para buscarlos en el muro y el techo. No siempre tenia éxito en darles fin y cuando lo conseguía otro más sustituía al anterior.

Curiosamente esa noche pude dormir sin dificultad. Era la media noche, buena hora para mis estándares de 1:30 o 2 a.m. Justo al comenzar la hora de los espíritus, a las 3:07 de la mañana, desperté sin motivo aparente. Tomé mi teléfono móvil para ver la hora y por costumbre ingresé a mi cuenta de Twitter. Una serie de mensajes de alguien con el nombre de "laDama" llamaron poderosamente mi atención:

"Sola"
"Alguna vez dije que es diferente estar sola a sentirse sola....me siento sola"
"A veces eres como un fantasma, algo intangible, que no es real, que no está ahí, no existes, no estás..."
"No quiero extrañarte como te extraño, no como lo hago ahora."


Algo en sus letras me llegó muy dentro, o quizá era yo quien necesitaba hablar con alguien.

"¿Estás bien?"-comenté. Ella respondió de manera directa. "Sola, me siento sola. Dormía y desperté pensando en eso" Al leerla terminé de despertar. "Y tu pensamiento tiene tal fuerza que me despertaste, ¿qué es lo que pasa?"

Platicó sobre su sentir en ese momento, sobre una lluvia de emociones que se debatían dentro de ella pero que todas la llevaban al mismo sitio: a la soledad. Sin saber quien era me aventuré a decirle que sabía que tenía buenos amigos, personas que se preocupaban por su bienestar. Le aseguré que no estaba sola, aún sin saber nada de ella.

Tendido en la cama la luz del celular era lo único que evitaba la completa oscuridad. Conversamos cerca de una hora, me confesó sus miedos y aunque quería contarle los mios me limité a escucharla. Así transcurrió la madrugada, conversando con ella en completo silencio. Era como si la conociera de tiempo atrás. El encanto del momento terminó cuando se despidió de forma repentina.

"A dormir si no luego no despierto...es la parte fea de soñar, tener que despertar." No lo sé de cierto pero la sentí de mejor humor al despedirnos, en punto de las 4 de la mañana. Todavía me quedaba una hora y media para dormir.

Tenía mucho sin que alguien fuera mi último pensamiento antes de dormir y el primero al despertar. Estaba lejos de imaginar lo que se derivaría de ese encuentro.

A partir de esa noche la encontré con frecuencia durante el día, nos saludábamos con naturalidad, pero las conversaciones en las que nos descubríamos, en donde profundizábamos en quiénes eramos siempre tuvieron lugar en la madrugada, precisamente a la hora de los espíritus.


Por si no tienen nada mejor que hacer mientras llega la siguiente entrada:

El visitante
Estrictamente profesional
Renacer


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La información es poder. Puede dar fe de esta máxima el duopolio Televisa-TV Azteca que a través de los años se ha consolidado como el medio de comunicación masivo por excelencia para el pueblo mexicano.

No necesariamente tendría que ser algo malo, sin embargo así lo han querido hacer. Durante décadas un reducido grupo de personas deciden lo que el pueblo puede conocer y cómo debe conocerlo. Verdades a medias, omisiones y mentiras completas. No se trata de la realidad que vivimos, sino de la realidad que quieren que se perciba. A fin de cuentas percepción es realidad.

Ante esta situación muchos recurrieron a medios impresos y radiofónicos para contar con otra alternativa. En mayor o menor medida ha funcionado. Sin embargo el largo brazo de este duopolio ha alcanzado dichos medios pues cuentan con su propia editorial y cadenas de radio. Se disfrazan de la alternativa. Ese fue el escenario en el que muchos de nosotros crecimos.

Sin embargo los avances tecnológicos nos fueron brindando otras alternativas así como herramientas. Llegó el día en que un grupo de usuarios de Internet encontramos en el servicio gratuito de microblogging Twitter una excelente alternativa a las constantes omisiones y mentiras de los políticos y de los medios tradicionales. Dejamos de depender de unos cuantos, nos convertimos en nuestra propia fuente de información.

La primera ocasión que pude apreciar esto de manera clara fue cuando el alcalde de Reynosa negó de manera contundente los hechos violentos que se vivían en la ciudad. Ésta fue la versión oficial y la que se manejó en los medios de comunicación a nivel nacional. A pesar de las declaraciones que buscaban traer calma pareciera se que se vivió una psicosis colectiva, pues en las redes sociales los habitantes del estado de Tamaulipas nos hacían partícipes de una realidad distinta, nos compartían su miedo y aprovecharon la herramienta para hacer un mapa de criminalidad reportando balaceras en tiempo real. La versión de los medios: "Rumores criminales diseminados fundamentalmente por Twitter y Facebook azotan a Tamaulipas. Se habla de matanzas que no existen." Cabe mencionar que la oficina consular de Estados Unidos de América fue parte de esta psicosis colectiva pues cerraron operaciones de manera temporal por la violencia que se vivió en el Estado esos días.

Este fenómeno social se replicó en Morelos, donde a partir de la muerte de Arturo Beltrán Leyva se desató una ola de ejecuciones en dicha plaza. Un sector de la sociedad empleó Twitter para procurar la seguridad de la comunidad. Los medios convencionales nuevamente descalificaron dichos reportes vía Twitter argumentando que pareciera que el ciber-espacio está en manos del crimen organizado.

Se sumaron periodistas como Carlos Marín y Álvaro Cueva que lejos de emitir una opinión se aventuraron a hacer juicios de valor contra los usuarios de redes sociales y el famoso servicio de microblogging.

Lo que los periodistas parecen ignorar es que un medio de comunicación no es inherentemente bueno o malo. Satanizar a Twitter es el equivalente a satanizar la televisión (el medio, no el contenido), el periódico o la hoja de papel. Sin embargo es comprensible esta reacción por parte de quienes conforman los medios tradicionales o al menos "una gran parte de ellos", parafraseando a López Doriga al referirse a los perversos del ciber-espacio. Es comprensible pues la información es poder, y los canales por los que la información se difunde comienzan a escapar de sus manos y a ser del dominio público sin que necesariamente tenga que pasar por sus filtros, al menos para un sector de la población, para un sector conformado por una minoría en un país con un considerable retraso tecnológico. Los medios tradicionales y quienes forman parte de ellos se enfrentan a un gran reto pues es algo que no podrán detener. Se ven obligados hoy día a cambiar su estrategia y si su primera opción fue desacreditar, agredir y satanizar, pronto se darán cuenta, si no es que ya lo hicieron, que es la estrategia equivocada.

Tú perteneces a esa minoría privilegiada. ¿De qué otra forma hubiera podido hacerte llegar este texto? Me parece de gran importancia agregar que con la información (y el poder) del que nos estamos haciendo viene una gran responsabilidad. Durante años hemos echado en cara a la televisión su poco compromiso con la verdad. Ahora está en nosotros el obrar de manera responsable en relación a la información que difundimos, el formarnos un juicio que trascienda al rumor, en tener en consideración la fuente y aproximarnos con precaución a la información que recibimos.

Si políticos y periodistas han mostrado su poca experiencia en el uso de éstas herramientas al caer en omisiones en el manejo de la información, para el usuario promedio puede resultar todavía más difícil. La tarde del sábado 15 de Mayo se vivió una situación así por la noticia de la "desaparición" de Diego Fernández de Cevallos. La noticia se corrió y se manejaron versiones sobre secuestro, ejecución, la aparición de su cuerpo e incluso que había sido decapitado, otras mencionaban que se encontraba en un hospital herido de gravedad. Hubo algun periodista que difundió estos rumores como notas en su portal sin importar la veracidad de la información. Al momento de publicar esta entrada, 5 días después de los hechos, no se tiene más información que la de su desaparición. En resumen lo importante es la exclusiva y Twitter los ha puesto en una carrera contra el usuario de la red.

No cometamos las faltas que hemos criticado en ellos por años. Ahora la información nos llega de primera mano, necesitamos definir nuestros filtros, formarnos un juicio y tener el compromiso con el resto de los usuarios. Siempre hemos demandado información pronta y veraz, llegó el día en que de nosotros depende que así sea.

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'Los medios, Twitter y de nuestra gran responsabilidad recién adquirida' by José Francisco Dávila is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.
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No puedo verte, escucharte o tocarte, pero puedo pensarte, puedo escribirte. Otra vez tendré que acariciarte con mis letras. Hacerte el amor con palabras.

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'Tu ausencia' by José Francisco Dávila is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.
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Percibo sobre mí una sombra borrosa. Mis sentidos están nublados y no me refiero solo a la vista. Los sonidos se escuchan como si estuviera debajo del agua, hay un penetrante olor a sangre y mi cuerpo se ha vuelto insensible. Ya no hay dolor.

La silueta de un hombre examina mi cuerpo, intuyo un daño grave, gravísimo. Siento alivio al descubrir a un doctor intentando ayudar, me mira curioso, como si no supiera por donde comenzar. Me abandono confiando estar en buenas manos.

Hay una sensación rara cuando toma mi brazo izquierdo para examinarlo, lo levanta y pareciera no tener forma, siento un nudo en el estómago al descubrirlo desprendido. Toma mi brazo con firmeza y lo gira, puedo verlo tomar notas en una libreta. Se siente muy extraño cuando sus manos van a mi estómago, siento que remueve mis entrañas. Por instinto quiero protestar pero mi cuerpo no escucha a mi cerebro.

El sentimiento de angustia me invade de manera repentina, intento hablar pero no consigo hacerlo, mi voz se ahoga dentro. Un sudor frío recorre mi cuerpo. Mi mundo se derrumba cuando compruebo que no descanso sobre una cama de hospital, sino sobre una plancha de cemento.

-Llegó otro.
-Ya no hay espacio.
-¿Te lo dejo en el piso?


Hay un silencio por unos segundos

-Ponlo junto a éste.

No puedo levantar la cabeza, pero siento que el hombre va por el sujeto que recién llega.

-¿Es de la misma balacera?
-Parece que sí. Lo llevaban al hospital pero se le cerraron a la ambulancia y le dieron piso ahí mismo.
-¿Y los paramédicos?
-Siendo aténdidos por crisis nerviosa.
-Sale pues, ahorita lo reviso.


Hay silencio, no consigo ver lo que sucede. Unos minutos después percibo movimiento y veo al doctor cargando el cuerpo para ponerlo en la misma plancha en la que estoy. Se retira susurrando un "pendejos" que dada mi condición me tengo que morder el orgullo.

Pasan así varios minutos que parecen una eternidad. Sin un solo ruido mirando el techo de la habitación. Ya memoricé las grietas. Una voz me devuelve de mis pensamientos.

-Eso te pasa por dedo.

Reconozco esa voz. Junto a mi estaba el cuerpo de "la Torta", un narcomenudista de poca monta quien pese a ser de los eslabones más bajos de la cadena me puso en la situación en la que estoy ahora.

-¡Hijo de la chingada! ¡Me jugaste chueco!
-¿Jugar chueco? Yo no era el que andaba de cariñoso con los "azulejos", andabas echando de cabeza a tu gente, no te hagas pendejo.
-¿Mi gente? Ya me traían entre ojos y bien lo sabes, no me salgas con que "mi gente".
-Pues igualito que como le andabas haciendo al "Güero", o ¿me vas a salir con que no?


Me quedo en silencio recapacitando sobre sus palabras. Me da asco pensar en que lo que tenemos en común es el no poder confiar en nadie. El hacer de la traición un modo de vida. El sacrificar la tranquilidad y el sueño por 1,000 dólares al mes.

-¿Que hay de mi familia? -Comento intentando tranquilizarme.
-Pues ve tú a saber, no se toman muy bien lo de las traiciones.
-No seas cabrón, ahí si no me metí con nadie. Eso no se hace.
-¿Y qué quieres que haga? ¡Tu gente me quebró a mí también pendejo!


Una tercera voz estalló en cólera interrumpiendo nuestra discusión.

-¿Se quieren callar la boca? ¡Ya ni chingan! ¡Yo ni la debía ni la temía! ¿Hasta dónde quieren llevar esto?

Apenas hizo una pausa para tomar aire y continuar su reclamo, su voz evidenciaba cólera y miedo. Seguramente era uno de los pobres diablos que se quedaron en el fuego cruzado.

-¡No puede ser! ¡No respetan nada ni a nadie! Ya no les importa si hay civiles, niños, agarran parejo donde sea y cuando sea. Les vale madre si hay alguien en medio...

"La Torta" y yo nos quedamos en silencio, con un sentimiento que si tuviera que clasificarlo sería algo parecido a la vergüenza. De nuevo transcurrieron varios minutos sin que ninguno se atreviera a decir nada.

Un par de horas después, escuchamos fuera de la habitación que venían a reclamar al civil. El médico ingresó nuevamente, hizo lo que pudo para ponerlo presentable pero fracasó, lo subió a una cama con ruedas y se lo llevó.

-¡Váyanse a la mierda! -Despotricó antes de dejar la habitación.

Minutos después un grito desgarrador y un llanto de verdadero dolor llenaron el edificio. Me caló hondo. Hoy lo tengo presente.

"La Torta" y yo nos quedamos en silencio ese día, el día siguiente y el que siguió a ese también. A pesar de los cuidados de los médicos nuestros cuerpos se fueron hinchando. El fétido olor se incrementaba de manera considerable cuando llegaban cuerpos de nuevos residentes. Nos comenzamos a hacer viejos en ese lugar. La desesperación se fue apoderando de ambos y el odio entre nosotros lejos de desaparecer se alimentó durante esos días hasta que terminó por consumir lo que quedaba de nuestra humanidad. Continuamos discutiendo, enlistando las culpas del otro, profiriendo maldiciones y lamentando el no contar con nuestros cuerpos para tomar acción y que actuaran en congruencia con nuestras palabras. Le hubiera arrancado los ojos, lo mataría si no estuviera muerto. Se convirtió en un castigo dantesco el permanecer juntos en ese espacio. Esperaba con ansia el día en que vinieran por mí, o al menos que se lo llevaran a él. Así transcurrieron los días.

Finalmente hubo indicios de que todo terminaría. Desconozco cuánto tiempo pasó, pero supuse el final de la pesadilla cuando nos tomaron fotos para subirlas al sitio web del Semefo para que alguien nos reconociera. Me pareció absurdo dadas las condiciones en que nos dejaron el rostro. "Ajuste de cuentas" fue la versión oficial. Jamás se sabría mi versión. No pude decir a nadie que estaba colaborando con la policía, que intenté dejar atrás esta mala vida. De alguna forma así fue.

Al menos terminaría mi penitencia, ya no tendría que seguir soportando a "la Torta", el hombre que puso fin a mi vida, con el que había pasado mis últimos días y que trascendiendo a la muerte me continuaba atormentando con sus constantes insultos, reclamos y maldiciones. Para mi mala fortuna y al no haber sido reclamados, el médico forense dio instrucciones para que nos depositaran en una fosa común, juntos. Después de todo tuvo razón. Solo fui otro pendejo más.

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'Ajuste de cuentas' by José Francisco Dávila is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License.
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