El Extranjero by Albert Camus
Mi calificación: 4 of 5 stars
Me preguntó si podía decir que aquel día había dominado mis sentimientos naturales. Le dije: "No, porque es falso."
Fue al leer esto que me di cuenta de la importancia de "El extranjero". Albert Camus nos ofrece una gran lectura por demás provocativa. Presenta a Meursault, un hombre que cursa por un trance en el que la apatía y el desencanto serán el enfoque con el que se aproxima a su entorno. Esta actitud se verá reflejada en las relaciones laborales, familiares, sentimentales, de amistad y en general en su convivencia con cualquier persona o situación relacionada con el protagonista, quien se ve envuelto en un proceso por un absurdo crimen consecuencia de su propio humor.
La indiferencia de Meursault no sólo alcanza su relación con los demás, también toca temas como lo son la divinidad y la muerte.
La narrativa es genial. Camus logra transmitir al lector ese dejo de apatía y escepticismo que quizá en algún momento haya experimentado y le facilita las cosas encarnando esto en el personaje de Meursault, de algún modo convirtiéndolo tanto en el protagonista de la historia como en espectador y hasta juez de su proceso.
Mi librería
Para mi familia del blog:
No lo sabía pero ya conocía este libro. No lo había leído pero siempre estuvo ahí, latente y esperando ser descubierto. Llegó a mi por una amiga quien me apuntó en la dirección correcta pensando que mi identidad en la red y el título del blog se debían al libro de Camus. Soy honesto al decir que no fue así, aunque debería.
Mi sentir al crear este espacio es parecido al que Camus expuso de manera soberbia hace 70 años, aunque fue 2 años después, en 1942, cuando fue publicado.
Este espacio que está por cumplir un año surgió en un momento de crisis (otra de tantas que he tenido desde años atrás) similar a la de Meursault, pero no sin sus variantes. Confieso que en mis crisis a la apatía y el desencanto del extranjero de Camus se suman factores como el resentimiento y el desprecio. Ojalá consiguiera esa especie de actitud zen del protagonista en la que se muestra como mero espectador al contemplar las acciones, hechos y absurdos de sus semejantes. Hasta ahora no he tenido tanta suerte.
Si bien ese sentir no me ha abandonado del todo sí se ha transformado. Las cadenas se convirtieron en alas. El sentirme ajeno a todo y a todos me ha dado también libertad. Personas, lugares, ideologías, creencias y prácticas por igual. He conseguido ponerme en contacto con una parte de mí que no conocía así como conocer personas de gran valía (si estás leyendo esto hay buenas posiblidades de que seas una de ellas). Cuestionar y tirar dogmas. Ser honesto al interior y al exterior, y si bien no siempre lo consigo, procuro ser congruente entre lo que pienso, digo y hago.
Buscaba cómo rematar mi comentario pero no encuentro las palabras y esta vez no me importa, de algún modo la estoy haciendo de ventrílocuo al hablar o escribir con el estómago. Pero eso sí, cuidando dejar esto abierto recurriré a los tres puntos...